martes, 16 de septiembre de 2014

¿Por qué es así?

Necesitaba descargarme, los días pasan y sigo con la bala pasada. Ella hace todo lo posible por pasarla bien, y yo todo lo posible por olvidarla. Suena a canción mala de Arjona, pero es así; en 5 meses conocí a alguien tan igual a mi, igual de pesada, con el mismo sentido de humor, con las mismas mañas, casi todo. Eramos iguales excepto en una cosa, solo una, ella sí y yo no. Con el sí me refiero a sí, estaba atada.

Da igual, la buena onda siempre estuvo. El problema es que ahora, de un momento a otro no está; y es curioso que tan solo 30 segundos destruyeron 5 meses. No sé que conclusiones sacar, en realidad no sé si hay conclusiones ya que solo espero que volvamos a cruzar un hola, ¿cómo estay?

Lo bueno es que sé que nunca leerá esto, quizás me odie más aún. Aunque quizás no me odia, ya lo ven: no sé nada de lo que le pasa hoy por hoy. Solo sé que me gusta y hago lo imposible para demostrarme que no es así. Qué puedo decir, soy masoquista.

El dilema nace porque nunca fue políticamente correcto que nos quisiéramos de otra manera, con no cariño, o que nos abrazáramos mucho, o que hablásemos hasta las 5 de la mañana, o que saliéramos al patio de comidas de Bandera a comernos un completo del Dominó y hablásemos hasta las 7 de la tarde, y vieras tu teléfono con 20 llamadas perdidas. Que importaba, es más bonito cuando se hace lo que se quiere, se pueda o no.

Tantas cosas podría decir, siempre te molestaba que pensara demasiado; o ''filosofara'', o pensara solo en fútbol. Que te molestaba contarme tus cosas, porque aunque no querías hacerlo terminabas haciéndolo igual. Que me gustaran los Red Hot. Que no me pusiera hielo cuando llegaba herido de mis partidos. Que te discutiera sabiendo que no ibas a perder. Siempre te han molestado más cosas de mi, que a mi de ti.

Me acuerdo cuando pensé que me pasaba muchos rollos, y de pronto, me dijiste que en realidad sentías lo mismo por mi que yo por ti. Fui tan feliz esa semana. No te imaginas cuanto, pese a que no significaba nada en realidad. Fui tan o más feliz que esa tarde en Moneda, cuando te asusté, cuando pasamos por al lado de un vagabundo que te dio miedo, o al lado de ese cabeza de músculo que andaba con musculosa, valga la redundancia, bajo un clima de 5 grados, o al lado de esos flaites que se asombraron con la puerta que se abría sola. Fue tan bonito ese día, lo caminamos entero abrazados, y lo repetiría de principio a fin, sobre todo cuando nos despedimos en el metro.

Quería solo esto, descargar todo lo que siento. Siento pena, decepción, quizás un poco de rabia pero te entiendo, mucho en realidad. Yo tampoco cambiaría carne por charqui, aunque el charqui esté mejor preparado. Solo desear que no te vuelva a pasar con alguien más, así me sentiría un poquito más único. Yo y mi egocentrismo desde acá te deseamos lo mejor.

Que risa cuando me corregiste el primer día de clases, o segundo, en matemáticas. En Abril. De ahí no paramos de hablar. Bueno, hasta ahora.

'' Dos paseantes distraídos han conseguido que el reloj de arena, de la pena pare. Que se despedace. Y así seguir el rumbo que el viento trace. '' - Jorge Drexler